La numerología descifra nuestro programa de vida, nuestro plan de alma, nos permite saber quiénes somos, cuál es nuestro propósito, nuestros dones y talentos naturales, nuestra vocación, destino, misión… así como, nuestros bloqueos, nuestras neurosis, desequilibrios, nuestra sombra, nuestros procesos más potentes y evolutivos.

Nacemos con una energía determinada, con una impronta energética que viene determinada por la fecha de nacimiento, por el nombre que se recibe al nacer (nombre inscrito) y por la manera en la que nos llaman o nos hacemos llamar (nombre activo), las letras son portadoras de energía que representa la identidad de la persona.

Esa impronta energética es resultado de las experiencias pasadas, el plan que mi alma ha decido encarnar para sanar, evolucionar y poder vivir en plenitud. Para ello, nuestra alma elige las situaciones, las circunstancias, las personas, la familia… nada es casualidad, atraemos lo que vibramos (física cuántica) por eso repetimos patrones, portamos unas creencias incrustadas en nuestro subconsciente que nos producen nuestras neurosis o desequilibrios emocionales, que son nuestra sombra.

Cuando me hago consciente de todas mis partes, me responsabilizo de mi vida, de mi plan de alma, me acepto tal como soy, acepto mi luz, acepto mi sombra, mi ego, mis polaridades, entiendo que todo lo de afuera es un espejo de lo de adentro y es creado por mí, entiendo que todo es correcto y perfecto, que todo responde a un plan mayor, que el universo conspira a mi favor, es cuando entramos en ese estado de paz, de plenitud, de comunión con el universo, donde todo lo agradeces y te sientes en un estado de dicha constante, das gracias a la vida, y te das cuenta de la importancia de respirar, reír, disfrutar, agradecer, soñar, crear, bailar, sentir… sencillamente de VIVIR, es cuando se produce la verdadera ALQUIMIA.